Lo más importante para comenzar a transitar el camino de la magia es entender un paradigma que escuché antes en el mundo de la ciencia: Todo es energía.
Mi idea no es escribir sobre recetas mágicas para encontrar el amor ideal, sino escribir sobre lo que realmente descubro cada vez que hablamos de magia, y que en definitiva es una observación del mundo real. ¿Cuál es la diferencia? Creo que la diferencia radica en la forma de mirar al mundo. Tal vez un poco más atentamente para poder reconocer patrones de geometría, las bondades de las plantas, los distintivos comportamientos de los animales, lo que sí es conveniente y lo que no, en las estaciones y en los ciclos lunares....Luego, ver qué cosas afectan mis estados de ánimo, qué personas me rodean, qué situaciones suelen presentarse en mi vida.
Hasta ahora, no salimos de un papel de observador. Pero eso no queda ahí. La magia es intencionar, es un ejercicio voluntario. Por lo cual quien la usa, debe saber qué es lo que quiere, para que esta sea más pura.
Querer que a un amigo le vaya bien en un examen o en un proyecto es un ejercicio mágico, porque tiene la carga de nuestra intención, le decimos verbalmente o por escrito nuestro deseo. Y si a eso lo acompañamos encendiendo una vela, más aún.
Importante: en todo lo que hagamos que involucre a otra persona, así sea encender una vela, siempre pedimos la autorización del otro. Por muy buenas intenciones que tengamos, siempre, siempre se pide permiso para actuar.
Entonces, en este primer encuentro aprendimos estas pocas, pero importantes cosas:
Todo es energía
Intencionar ya es hacer magia.
Todo lo demás refuerza nuestro potencial de modificar nuestro mundo.
Que estés bien, que las pruebas te hagan más fuerte. Feliz reencuentro!